La Salud es un derecho humano, se supone que debe ser la prioridad de cualquier sistema que trabaje por prestar este servicio, al estar ligado a la calidad de vida y el bienestar de las personas. Pero, en realidad en la era donde lo material vale más que las personas, la salud se convierte en una mercancía. La ideología neoliberal y el capitalismo salvaje se ha encargado se orientar a los sistemas de salud hacia la privatización de los servicios de salud y la competencia entre las empresas monopolistas.
En la actualidad uno de los actores influyente en la salud es la industria farmacéutica, hasta el punto de tener incidencia en las políticas públicas en diferentes países, al contar con el respaldo del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La Organización Mundial de Salud no se escapa de las redes de las farmacéuticas, puesto que la mayor parte de los recursos económicos los recibe de dicha industria. El principal instrumento de las farmacéuticas son “las patentes”, sobres las cuales los Estados les confieren una serie de derechos y que aprovechan para sacar al mercado medicamentos inaccesibles para muchas personas, por su elevado costo, que según ellos se debe a los costos que asumen para la investigación y desarrollo de los medicamentos. Haciendo que pase desapercibido el dinero que inyectan en reuniones de profesionales de la salud, universidades, material didáctico, centros de investigación en salud, el gasto en promoción que equivale al doble del gasto en investigación, y hasta los sobornos.
En los 70 Henry Gadsden, presidente ejecutivo de una de las grandes compañías farmacéuticas, dijo que el problema de la industria se basaba en limitar la base de cliente al tratar enfermedades. Reinventando el concepto de enfermedad, para tratar también a los que estaban bien, logrando que la venta de los fármacos fuera cotidiana. Vende la enfermedad para vender el remedio. El doctor Biederman publicó una serie de artículos sobre el trastorno de déficit de atención con hiperactividad o TDAH, donde afirmaba que era generalizado y muy infradiagnosticado, como resultado de su trabajo investigativo se creó un mercado de drogas antipsicóticas.
El registro del doctor Biederman fue investigado por Scott Allen el periodista del diario The Boston Globe, quién dijo a la BBC, “que descubrió que la prescripción de medicamentos poderosos, antipsicóticos, antiepilépticos y anticonvulsivos para niños pequeños contaba con la financiación de las firmas farmacéuticas, las cuales vendían los medicamentos que el doctor recomendaba”.
Un famoso estudio llamado “El experimento de Rosenhan” (experimento de los cuerdos), reveló que se estaban internando personas en instituciones mentales sin diagnósticos claros. El doctor David Rosenhan descubrió que personas que fueron internadas en instituciones mentales al ser etiquetados con esquizofrenia y que recibieron medicamentos, se comportaban de manera normal y no tenían ningún síntoma. Como se puede apreciar se trata de una industria que se las ingenia vendiendo a la sociedad enfermedades y que los malestares y dolores se solucionan con una píldora, generando millones de dólares anualmente. Podríamos estar frente un asunto de falta de principio y ética con la confluencia de profesionales de la salud y empresas farmacéuticas.
A la industria de la farmacéutica le interesa que la gente consuma medicamentos para que el negocio fluya, permitiéndole seguir superando negocios como el de las telecomunicaciones y las armas. Ahora miremos el caso del inventor estadounidense Royal Raymond Rife, quien encontró una cura para el cáncer terminal y otras enfermedades, a través de un aparato al que llamaría Vean Ray Machine. Aparato que mediante radiofrecuencias destruía los virus causantes del cáncer.
En 1931 a través del microscopio universal que el mismo construyó y que tenía la capacidad de aumentar los objetos hasta 50.000 veces, descubrió que un virus causaba el cáncer. Averiguó a que frecuencia vibraban virus, bacterias y hongos, y posteriormente halló que incrementando la intensidad de la frecuencia podía destruirlos, para esto creó 400 tumores partiendo del cultivo investigado para luego destruidos. Lamentablemente este descubrimiento quedó en el silencio, tal vez porque Rife se apartó de la fama y la ambición, o porque lo censuraron los que hacen de la salud un negocio, pues para ellos es más rentable tratar el cáncer, que curarlo, que por cierto abarca más de 500 enfermedades, leucemia, cáncer de mama, testicular, de pulmón, etc. Cobrando la vida de 8.8 millones de personas al año en el planeta.
Estados Unidos, es un país desarrollado en muchos aspectos, pero con un sistema de salud que deja sin cobertura a 46 millones de personas, a pesar de ser el tercer país en el mundo que más gasta en salud, según un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard, cerca de 45.000 estadounidenses mueren cada año debido a la falta de seguro de salud y de buena atención médica. En el mundo millones de personas no cuentan con acceso asistencia sanitaria, ni pueden costear los precios elevados de los medicamentos.
No nos vayamos lejos, para nadie es un secreto que desde la aprobación de la ley 100 de 1994, que privatizó la salud, convirtiéndola en un negocio, en donde los recursos destinados por el Estado a esta materia enriquecen indebidamente a los propietarios de las empresas prestadoras del servicio de salud, realizan una ineficiente prestación de los servicios, por eso se ven los escándalos de corrupción, como los carteles de la hemofilia y el sida, quiebra de hospitales y las constantes quejas de los afiliados contras las EPS dan prueba de ello. El gobierno liquidó a Saludcoop y pasó 4,6 millones de afiliados a Cafesalud, sin embargo la medida no solucionó la problemática en cuanto a corrupción, deudas, mala prestación de los servicios de salud y el maltrato al personal, por lo que se decidió su venta. Éste sistema tiene muchos defectos y a pesar de todo fue catalogado por la Revista Norteamericana Internacional Living en enero de 2017, como el tercer mejor sistema de salud, considerando que Colombia es uno de los países con mejor atención médica.
Es inhumano el tener que hacer largas esperas por citas con especialista, programación de cirugías, que las EPS no entreguen los medicamentos completos, tener que esperar por horas en salas de urgencias (algunas veces en el suelo) y que nieguen el servicio por falta de camillas. Se juega con el derecho a una atención integral en salud, por inmorales y perversos de diferentes esferas, pechos fríos que les importa un bledo la vida, dignidad y salud de las personas, todo por su afán incontrolable de tener cada día más. Los protagonista de los sistemas de salud deben ser los pacientes, no las facturas y chequeras. La salud no se puede enfocar como un negocio, es un servicio social al que tenemos derecho. Lo mejor a lo que los Estados pueden apostar es a que sus habitantes estén sanos, garantizando así la productividad y el bienestar de todos.
https://sabervscreer.wordpress.com/2012/02/28/royal-raymond-rife-otro-inventor-visionario-censurado/
Foto de portada: prensairreverente.cl/
Por: Jesús Alberto Bayona Arévalo
Revista Cultural 